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Tabla de Contenido/ Table of Contents
- 1 ¿Nuevo Aeropuerto en Miami-Dade? Una mirada crítica a la propuesta de Kevin Marino Cabrera y Daniella Levine Cava
- 2 El estado actual de MIA: ¿abandono o simple saturación?
- 3 El plan para un nuevo aeropuerto: costos, ubicación y dudas
- 4 ¿Miami-Dade como el “Dubái caribeño”?
- 5 Las posturas de los medios y del sector empresarial
- 6 ¿Quién pagará la factura y quién liderará el proyecto?
- 7 Conclusiones
¿Nuevo Aeropuerto en Miami-Dade? Una mirada crítica a la propuesta de Kevin Marino Cabrera y Daniella Levine Cava
La posibilidad de construir un nuevo aeropuerto en el condado de Miami-Dade ha irrumpido en el debate público impulsada por el comisionado Kevin Marino Cabrera y la alcaldesa Daniella Levine Cava. Sus promotores argumentan que el crecimiento acelerado de pasajeros y carga en el Aeropuerto Internacional de Miami (MIA, por sus siglas en inglés) amerita una infraestructura adicional para “ser previsores” y así evitar que la saturación frene el motor económico de la región. Sin embargo, muchos residentes, especialmente aquellos con décadas viviendo en el condado, se preguntan si no será otra carga impositiva que termine de encarecer el costo de vida y expulse a las familias de siempre.
El estado actual de MIA: ¿abandono o simple saturación?
Quienes cuestionan el proyecto sostienen que MIA se ha visto “casi en ruinas” por años, con problemas de mantenimiento en escaleras mecánicas, pasillos rodantes (moving walkways) y otras áreas clave. Critican que, antes de embarcarse en un costoso plan para construir otro aeropuerto, debería haberse invertido tiempo y recursos para modernizar de manera sostenible la actual infraestructura.
No obstante, las autoridades del condado defienden que MIA cuenta con un programa de modernización llamado Future Ready —valorado en más de 9 mil millones de dólares— para renovar decenas de baños, pasarelas, elevadores y estacionamientos, además de agregar un nuevo hotel de cuatro estrellas y un garaje de 2.240 espacios. Pese a estas mejoras, el crecimiento anual de viajeros (que en 2023 superó los 52 millones) y la expansión de la carga aérea (cerca de 2,7 millones de toneladas) han llevado a algunos comisionados a pensar en un segundo gran aeropuerto.
El plan para un nuevo aeropuerto: costos, ubicación y dudas
En septiembre 4 de 2024, el Comisionado Cabrera presentó un proyecto de resolución (Archivo Legislativo No. 241777) pidiendo un estudio de viabilidad para construir un aeropuerto “capaz de acomodar carga, pasajeros comerciales y aviación general”. La iniciativa solicita a la Alcaldesa Levine Cava que, en un plazo de 90 días, identifique:
- Posibles ubicaciones (incluyendo los cuatro aeropuertos generales de Miami-Dade).
- Fuentes de financiamiento.
- Potencial impacto económico y creación de empleos.
- Obstáculos legales o medioambientales que podrían frenar la obra.
Pese a que sus defensores insisten en que el financiamiento vendría en gran parte de tarifas de aterrizaje, rentas de concesionarios y otros ingresos relacionados con la operación aeroportuaria, voces críticas advierten que estas megaobras terminan afectando el bolsillo de los contribuyentes. Temen un incremento de impuestos en un condado donde la vivienda y el costo de vida se han disparado en los últimos años, desplazando a familias de larga data y a muchos adultos mayores con ingresos fijos.
¿Miami-Dade como el “Dubái caribeño”?
La creciente visión de Miami-Dade como centro de lujo y turismo de clase mundial —con grandes casinos, fiestas, playas y una élite internacional— alimenta el temor de que el condado se esté volviendo inaccesible para la población local que, por generaciones, cimentó la identidad de la zona. Muchos ciudadanos denuncian que los valores de los bienes raíces y los costos en general se han disparado, obligando a una parte de la comunidad a emigrar hacia áreas más asequibles.
En este sentido, el proyecto del nuevo aeropuerto refuerza la idea de una ciudad orientada a megaeventos, aerolíneas de lujo y grandes movimientos de carga, dejando atrás a quienes “luchan” con el alto costo de vida.
Las posturas de los medios y del sector empresarial
Medios como Florida Politics, Miami Today y Simple Flying han reseñado el debate en torno al nuevo aeropuerto. Las notas destacan la justificación del comisionado Cabrera al afirmar: “Queremos ser previsores y estar preparados para el futuro”. Asimismo, apuntan al respaldo de la comisionada Raquel Regalado, quien cree fundamental analizar los límites de MIA y la creación de un “plan maestro de carga”.
No obstante, también se menciona la resistencia que cualquier nuevo aeropuerto podría enfrentar por parte de comunidades aledañas, preocupadas por el ruido, la contaminación y el tráfico de vehículos. Grupos locales reclaman que el condado explore alternativas menos costosas o que, al menos, mejore de forma exhaustiva la infraestructura existente antes de comprometerse a levantar un nuevo hub.
¿Quién pagará la factura y quién liderará el proyecto?
Otro interrogante gira en torno a la financiación. Aunque el discurso oficial recalca que “no se usarán impuestos de los residentes” directamente, existen dudas sobre si eventuales sobrecostes o intereses de deuda podrían derivar en ajustes tributarios. Las proyecciones de costos se desconocen hasta que se presente el informe final de la alcaldesa, y algunos analistas señalan que este tipo de megaproyectos casi siempre arrastra desviaciones presupuestarias.
Además, el comisionado Cabrera anunció recientemente que dejará su cargo para asumir como embajador en Panamá, según recogen algunos medios locales. Esto deja en el aire quién será el nuevo “campeón” de la iniciativa y si, sin un impulsor claro en la Junta de Comisionados, el plan del nuevo aeropuerto podría quedar relegado o estancado.
Conclusiones
El debate sobre la necesidad de un segundo gran aeropuerto en Miami-Dade refleja las tensiones entre modernización e inversión pública, entre crecimiento económico y calidad de vida local. Por un lado, los índices de pasajeros y carga en MIA siguen batiendo récords, lo que justifica, según algunos funcionarios, un análisis serio sobre la creación de nueva infraestructura. Por el otro, los habitantes del condado advierten que otro proyecto multimillonario podría impulsar mayores impuestos y acelerar la gentrificación de un territorio que ya vive tensiones inmobiliarias y costos prohibitivos.
¿Se convertirá Miami-Dade en un referente aeroportuario global o condenará a sus residentes a mayores gastos y desplazamientos? La respuesta dependerá en buena medida de la transparencia de los estudios, la participación ciudadana y la voluntad política de atender las necesidades de quienes han contribuido a forjar la identidad de Miami-Dade por décadas. Mientras tanto, el condado seguirá debatiendo si la apuesta por un nuevo aeropuerto es realmente el vuelo hacia la prosperidad o un aterrizaje forzoso en la realidad fiscal y social.
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